La iglesia distribuida no se reúne como fin en sí misma, sino para enviar a la gente hacia fuera, renovada por el servicio y para explicar a las personas lo que Dios hizo por ellas por medio de Jesucristo. Por lo tanto, el énfasis siempre está en identificar a la iglesia como quien está «yendo» en lugar de lo que realiza dentro de un edificio.Pero estar más cerca a la vida cotidiana de Northland no me ha dado una respuesta concreta a la pregunta que me hacen todas las personas con las cuales hablo acerca de estas metáforas: «¿Cómo se ve una iglesia “brújula”?» Aunque La iglesia portátil pretende explorar metáforas y no presentar métodos que la gente pueda imitar, todo el mundo quiere saber acerca de modelos que funcionen bien. Por ejemplo, después de leer el capítulo Eclesiología básica Aarón dijo: «Tal vez podrías agregar lo que deberíamos hacer. Sé que probablemente sea el último paso, pero, si no hay “acción” entonces el “quién” y el “para qué” son simplemente palabras. Podemos estar de acuerdo en muchísimas cosas acerca de lo que es la iglesia, pero seguir haciendo las mismas porquerías cada domingo». Este me hizo pensar en un amigo que inició una iglesia en su casa en México. Tenía un grupo de nuevos creyentes entusiastas que anhelaban experimentar el compañerismo, la instrucción y la adoración más allá de las formas tradicionales pero, después de varios años, él nos comentó que estaba tan aburrido con las reuniones que ya no tenía ganas de ir, y esto a pesar de que él estaba a cargo.
Nuestra experiencia congregándonos con Northland en Orlando ha sido lo opuesto; nos encanta. A veces asistimos a más de un servicio en el mismo fin de semana y, si no estamos en Orlando, procuramos adorar simultáneamente con ellos por medio del «web stream». Cuando tenemos amigos o colegas de ministerio de visita en casa nos encanta presentarles a Northland—de hecho Tim y yo hemos sido puente para que se forme una relación de «partnership» entre Northland y una congregación en Buenos Aires que ha sido muy edificante para las dos—sin embargo, no veo a Northland, ni a ninguna otra congregación con la que hemos estado involucrados, como el modelo de la iglesia brújula.
Cuatro meses después de elaborar el primer borrador de este libro en Buenos Aires, luchaba por concluirlo, pero sin un modelo de la iglesia portátil digno de imitar y sin la creatividad para imaginar como podría ser, simplemente no podía. Me quede atorada hasta que Tim y yo pasamos la Navidad en Tennesee con sus padres.
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