jueves

Un gato muerto en una calle sin nombre, colonia Casa Blanca, MEX

Tan pronto como empecé a pensar en los monumentos como una metáfora para congregaciones locales, los veía en todas partes, desde los impresionantes—obeliscos, arcos, estatuas, edificios—hasta los que fácilmente pueden pasar desapercibidos como placas conmemorativas y lápidas. Si prestas atención a los monumentos que te rodean, comenzarás a sentir lo que significa que la iglesia sea un monumento. Para mí, la metáfora es «atraccional», llena de historia y me hace pensar en algo hecho de un material durable y rígido. Confieso que cuando comencé a considerar el paralelismo entre las congregaciones y los monumentos usé la metáfora para criticar lo que yo veía como instituciones eclesiásticas rígidas y sin vida.

Una mañana, durante nuestra caminata por nuestro barrio en Toluca, Tim y yo pasamos frente a un gato muerto en el camino. Nadie recogió el cuerpo, así que durante las siguientes semanas ese gato se convirtió en parte de nuestras caminatas matutinas. Durante la primera semana evitamos pasar por esa calle a causa del olor y las moscas, después regresamos a nuestro recorrido acostumbrado, pero yo caminaba lo más lejos posible del gato, hasta que ya no quedaba gran cosa de él.

Una mañana al ver los restos del gato, Tim dijo: «Resulta extraño que las cosas que tuvieron más vida se desintegren más rápido y las que ya estaban muertas...los dientes, el pelo y las uñas... son las que duren más.»

El gato muerto se convirtió para nosotros en un símbolo de las instituciones cuya vitalidad espiritual ha desaparecido aunque la estructura aún exista: un mero monumento al pasado. Pero sería reduccionista si dejara allí la metáfora del monumento.

Aunque me gusta la sensación de validez que viene por sentirme capaz de demostrar porqué yo estoy en lo correcto y alguien más está equivocado, reconozco que esa clase de acercamiento no es útil para nadie. No me ayuda mucho porque el orgullo perjudica en vez de procurar mi bienestar. No ayuda mucho a mis amigos porque, probablemente, en parte los son porque piensan como yo; entonces la gente que podría beneficiarse de una discusión acerca del valor de una institución específica es la misma gente que está entregando su energía y recursos en ella, es la misma gente que podría sentirse rechazada por mi análisis que considera como muerta dicha entidad.

Lo que sí puede ser útil es detenernos y pensar acerca de las fortalezas y debilidades de los monumentos, su uso adecuado y los peligros que podemos evitar en la iglesia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno lo del gato muerto y su comparacion

 
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