jueves

Condominios West Cove, Maitland, Florida, EEUU

He leído que se puede definir a una persona con base en las cosas que no quiere dejar; si eso es cierto, a mí me definen los libros, la música, el arte, la ropa y los recuerdos, porque eso es lo que Tim y yo trajimos a Orlando cuando dejamos México después de vivir allí 10 años. La habitación de huéspedes del departamento al que llegamos estaba vacía, excepto por un librero, el cual resulta ser el mueble que más necesitamos. La mayoría de mis libros están allí, vagamente organizados por género y autor, pero unos pocos habitan la sala que tiene una fabulosa vista al lago: materiales para nuestro tiempo devocional, las herramientas de estudio bíblico y mi colección de C. S. Lewis.

En una colección de ensayos titulada Present Concerns [Asuntos Presentes], Lewis tiene una pequeña obra llamada Talking about Bicycles [Hablando de bicicletas] en la que opina que hay cuatro edades por las que pasamos con relación a prácticamente todo: la edad «no-encantada», la edad «encantada», la edad «desencantada» y la edad «re-encantada». Cuando yo era pequeña, vivía «no-encantada» con la iglesia; unas personas amables me cuidaban en la guardería o me daban jugo y galletas en la escuela dominical, pero, en general la iglesia, en las palabras de Lewis, «sólo formaba parte del enorme trasfondo sin importancia de las actividades que realizan los adultos».

Las historias bíblicas me llevaron a la edad «encantada». Cuando todavía estaba en la escuela primaria ayudaba a mi mamá en la «iglesia infantil» contándoles a los niños más pequeños historias que iban acompañadas de ilustraciones en un rotafolio o un franelógrafo. Al narrar la historia de la creación o del arca de Noé, yo llenaba un trasfondo pintoresco con animales y pájaros o agregaba ladrillos al muro destruido de Jerusalén mientras les contaba acerca de cómo lo reconstruían los hombres de Nehemías con las espadas listas en sus cinturones. Estas escenas e historias me impactaron profundamente (todavía tengo un recuerdo vivido de las columnas de mármol y el trono de oro del franelógrafo del palacio del rey Asuero); a través de ellas Dios se convirtió en alguien que llena el mundo de vida y color, y quién lleva a cabo sus planes por medio de un concurso de belleza, como en el caso de Ester, y un niño con una honda, como en el caso de David, alguien que me ama y envió a su Hijo a morir por mis pecados. La iglesia era el lugar donde aprendí más acerca de Él, cantaba canciones y les enseñaba a otros las historias que conocía.

Hubo muchos factores que gradualmente me llevaron a la edad «desencantada». Pasé largas noches en el edificio que la gente llamaba la iglesia en «cenas de traje» cuando hubiera preferido estar haciendo… bueno, haciendo cualquier otra cosa. Me sentía cada vez más aislada de mis compañeros; no fui a la misma escuela que ellos; era un año mas joven para el grado en el que estaba, menos madura física y, es probable que también, socialmente; a esto se agrega que mi familia viajaba mucho, lo cual mis compañeros veían como raro.

Las cosas empeoraron cuando ya tenía la edad suficiente para ver los funestos puntos débiles de la iglesia. Mis padres estaban muy involucrados en la vida de la congregación y mi papá era un líder electo, lo que proveyó muchas oportunidades para escuchar acerca de acciones y actitudes de personas que eran todo menos «cristianas». Finalmente, el cambio de una preparatoria católica en Kansas a una universidad bautista en Texas me llevó a un colapso en mi relación con la institución y cultura llamada iglesia porque me pegue contra la realidad que Steve Stockman, en su libro Walk On, llama «una extraña peculiaridad de la iglesia»:

buscan cualidades específicas que indican si eres [cristiano]. Usualmente tienen que ver con usar groserías, fumar y beber. Por alguna razón, hay enseñanzas bíblicas que no… cobran tanta importancia. Entre ellas: la codicia materialista, los prejuicios sectarios, la opresión de la mujer, o el incumplimiento de la justicia social; y de algún modo, puede que ignores mucho de lo que enfatizó Cristo y los profetas, pero debido a que eres abstemio… y asistes a la iglesia dos veces por semana, eres declarado espiritualmente fuerte.

Cuando llegué al postgrado para mis estudios en teología todavía era ambivalente acerca de la iglesia, pero, por medio de un estudio cuidadoso de los textos del Nuevo Testamento, Dr. Chamblin me mostró que, como seguidora de Cristo, necesito amar lo que Él ama y Jesús ama tanto a la iglesia que dio su vida por ella.

En Talking about Bicycles Lewis explica que aunque una persona «re-encantada» no está para nada engañada acerca de la realidad de una cosa, puede apreciar su esencia que «…debajo de todas las otras experiencias, están allí todavía como un caracol en el fondo de una alberca clara y profunda». El conocer, sentirme apoyada por y trabajar con miembros increíbles del cuerpo de Cristo por todo el mundo me ha conducido al «re-encantamiento» con la Iglesia. Aun en su presente forma de «vasijas de barro», son verdaderos tesoros; no puedo esperar verles en su radiante esplendor cuando reflejen perfectamente la gloria de Dios.

¿Qué es la iglesia? Ninguna respuesta está completa a menos que incluya la visión que Juan observó y registró en Apocalipsis 21:2,3:

Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios».

9 comentarios:

Marijo Hooft dijo...

Me quedo pensando en esa frase tan cierta, "ser cristiano es amar lo que Cristo ama, y Cristo ama a la Iglesia".
A veces me pregunto cómo puede, con tantas falencias, con tantos desatinos, con lo mal que a veces ella lo representa; pero efectivamente termino reconociendo el inmenso amor de Dios por esta Novia que a veces necesita "servicio de lavandería".
Aun así, conozco muchos cristianos que aman a Dios pero no aman a su Iglesia, y creo que les está faltando una parte...

Silvia Farella dijo...

Yo también me quedé pensando el el amor de Cristo por su Iglesia. Hace un tiempo alguien cercano a mí estaba pasando por un tiempo de franco resentimiento contra la Iglesia y las personas que ella había frecuentado mientras se congregaba. Cada vez que hacía comentarios sobre esas personas dejaba translucir falta de amor y mientras yo la escuchaba, mi corazón se dolía. Preguntándole al Señor por qué me hacían tanto daño esos comentarios, si en realidad yo comprendía que se trataba de heridas que hablaban y que en cierta manera justificaban ese resentimiento, El Señor me mostró que era su mismo Espíritu el que se dolía dentro mio.Jesús amaba a cada una de esas personas y los comentarios hirientes sobre ellas, le hacían sufrir.

Ysabel dijo...

Que lindo lo que Dios nos dice: ...«¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios»... Muchas gracias

IBM dijo...

Al leer algunos comentarios de personas que quizás jamás conozca, puedo evidenciar que la iglesia es un organismo universal, y que los virus que la afectan en mi país, tambien están presentes en otros.
Se que es imposible tener a todas las personas de una congregación felices, es más, no creo que el propósito sea ese, pero me asalta nuevamente la duda y me pregunto: ¿Qué esteremos haciendo universalmente mal para que muchas personas salgan de nuestras congregaciones con su corazón dolidos y maltratados?

Willy F. dijo...

Hace 12 años aprox. pude experimentar como mi pastor entrego la congregacion que pastoreaba por presiones de los ancianos gobernantes, sin embargo a los pocos dias los mismos miembros incluyendome a mi, buscamos un local y de nuevo nos reunimos con nuestro pastor.
Entendi que nosotros somos las VERDADERAS PIEDRAS VIVAS, porque aquel edificio aun sigue alli, desolado y viejo, pero nosotros la IGLESIA, seguimos caminando... hace algunos años recibi una capacitacion de mis admirados Annette y Tim en un seminario en Guatemala, y hemos podido ver como nosotros la verdadera iglesia crecemos con el amor a las almas...recibimos un grupo de 6 adolescentes que ya no querian nada de profesores que llegaban a sacar el turno, pero al sembrar en ellos despues de casi 6 años de trabajar con esa generacion ahora son 65 adolescenntes y muchos de ellos ahora son universitarios de los cuales como bien dicen ustedes, son iglesia en su entorno educativo.... William F.

annette gulick dijo...

William...Gracias por compartir tu vivencia tan alentadora. Te felicito por tu perseverancia y entrega con la juventud.

Cesloq dijo...

He leido nuevamente esta entrada y muchas cosas toman nuevo sentido, nuevo significado.

Tantos caminos que se han recorrido, el ver los libros, el escuchar a otros aprendices contar sus historias (no, des, re) encantadas... volver la vista atrás y ver lo que Dios ha hecho y levantar la mirada y descansar en lo que hará. Todas las cosas El las hace nuevas.

Gracias a Dios por la vida de Tim y Annette.

annette gulick dijo...

Me alienta que lo escrito te ha llevado a doxologia :-) Con Tim tambien damos gracias a Dios por lo que y ha hecho y por lo que hara por medio de ustedes.

Cesloq dijo...

10 meses después y nuevamente me emociono al leer estas líneas... ahora, es tiempo de pasar a una nueva etapa.
Gracias a Dios porque sigue escribiendo en nuestra vida.

 
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