lunes

6042 E. 13th St., Wichita, KS, EEUU

Mi mamá siempre se refiere a su casa, actual o anterior, por la dirección. Yo crecí en el 6042 –una casa de ladrillo que se hallaba en doce mil metros cuadrados de llanura que nunca había sido cultivada. Ya que a mi mamá le encantan las flores y a mi papá los árboles, mi hermana mayor y yo crecimos desmalezando los jardines con flores y plantas ornamentales y arrastrando mangueras largas por toda la propiedad para regar los árboles. Además de este mantenimiento general, cada año mi mamá nos asignaba, a mi hermana y a mí, un área para que plantáramos y cuidáramos nuestro propio jardín con flores. El mío se situaba debajo de la ventana de la recámara de mis padres. Me parecía un área muy grande para que yo la cuidara sola, pero afortunadamente varios arbustos ocupaban parte del espacio.

Tengo la idea de que pasé cada sábado de la primavera y verano trabajando en el jardín. Supongo que no fue estrictamente cada uno de los sábados, pero sí pasé mucho tiempo preparando la tierra para las nuevas semillas y plantas, construyendo unos bordes limpios para que el pasto no invadiera mis plantas y, desde luego, sacando las malas yerbas. De lo que aprendí en esos sábados, podría escribir un libro titulado Todo lo necesario, lo aprendí en el jardín. Me di cuenta de que invertir tiempo en una buena preparación de la tierra antes de sembrar ahorra muchas horas de desyerbar después. Aprendí la importancia de distinguir entre las plantas buenas y las yerbas malas cuando apenas eran brotes. Me di cuenta que es mejor desyerbar regularmente, porque entre más esperes más se esparce la hierba y las raíces llegan más profundo. Y, a pesar de mis esfuerzos de mantener un ambiente propicio, sabía ver que la vida, el crecimiento y la belleza del jardín vinieron de Dios.

En el libro Los cuatro amores, C. S. Lewis describe la interacción entre la vida de un jardín y el trabajo de jardinero:

…cuando el jardín está en todo su esplendor, las contribuciones del jardinero a esa gloria siguen siendo, en cierto sentido, despreciables comparadas con las de la naturaleza. Sin la vida que surge de la tierra, sin la lluvia, la luz y el calor que descienden del cielo, nada podría hacer él. Cuando ya ha hecho todo, tan sólo ha incentivado aquí, y desincentivado allá, poderes y bellezas que tienen un origen diferente…

Liberar este esplendor, permitirle ser plenamente lo que está intentando ser, tener árboles altos en vez de una maraña de matorrales y manzanas dulces en vez de ácida fruta silvestre, son parte de nuestro propósito.

Veo un paralelismo entre los jardines y la iglesia, el deseo del jardinero y de los miembros del cuerpo de Cristo: añoramos «liberar el esplendor» de lo que amamos. Lo cual nos lleva a preguntar, ¿cómo lo hacemos?

En la jardinería se debe saber qué clase de jardín quieres para identificar lo que hay que sembrar, podar, nutrir y cuales yerbas arrancar. Las metáforas pueden ser herramientas útiles en el proceso de análisis porque dejan fuera de la vista algunas cosas y hacen sobresalir otras, lo que nos permite ver más claramente. Veamos algunas metáforas que usó Jesús: el reino de los cielos es como levadura, es como una semilla de mostaza, como una red que se lanza al lago. Cada una de estas imágenes nos ayuda a enfocarnos en una característica particular del reino de Dios, sin perdernos en todos los detalles.

De igual forma las metáforas del monumento, veleta y brújula—con sus limitantes, como toda metáfora— han ayudado a que me enfoque en aspectos específicos del cuadro grande de la iglesia. Por años he vivido con una disonancia entre mi experiencia de iglesia y lo que añoro vivir. Estas metáforas me han servido de herramientas para mitigar esta tensión y me han dado una visión más clara de lo que la iglesia debe ser y no debe ser, lo cual me ha ayudado a discernir cómo y a qué enfocar mi tiempo y mis esfuerzos. A continuación voy a contar en detalle mi experiencia con cada uno de los diferentes tipos de congregación, en espera de que pueda serte de utilidad también. Quiera Dios darte ojos para ver lo que Él quiere que veas y oídos para oír lo que te está diciendo, a causa de, a pesar de, o independientemente de lo que aquí está escrito para gloria de Cristo y Su reino.
Hoy danos una nueva idea, una nueva visión
Que revolucione la vida y rompa la tradición.
Hoy revélanos tus misterios, tus verdades Señor
Que nos desafían y pongan a prueba nuestro amor.

Quiero discernir tus caminos y pensamientos
Para ser llevado como la barca es llevada por el viento
Nada ni nadie va a impedirme este recorrido
Pues es mi pasión, es mi convicción y es mi destino.
Dame una nueva visión Miguel Cassina

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